¿A quién llega el podcasting?

No trabajo para Jason Gideon, pero después de unos años como «engullidor» de podcasts creo conocer un poco el perfil de una persona a la cual llegaría a apasionar este mundo del podcasting: mente inquieta, tecnófilo/a, que se desenvuelva en la red de redes y, lo más importante de todo, con tiempo para escuchar o visionar el contenido de los podcasts. No significa que se tengan que cumplir a rajatabla todas las condiciones. Pero siempre hay una de las tres primeras a parte de la última, claro.

En el mundo científico en el que me desenvuelvo, pocos tienen la capacidad de ser multitarea. Sobre todo al principio que no se tiene experiencia en manejar las técnicas o en saber dónde se encuentran los productos y material de trabajo. La gran mayoría de mis compañeros sólo se permiten el lujo de tener de fondo una radio musical. Pero, hace poco, escuché que se oía la radio de Vaughan (conocida onda didáctica del inglés y que también tiene su podcast) en un laboratorio adyacente. Y les dije si no les desconcentraba. Me contestaron que no, que las técnicas les permitían escucharlo y, aunque no lo prestaran siempre atención, les hacía más ameno el trabajo. Son mentes inquietas, sí. Pero cojean bastante en el uso de la tecnología (fuera de la que utilizan para trabajar) y en manejar internet más que para mandar correos y jugar a la Granja de Feisbuc (gran pasatiempo de todos los que me rodean). 

Luego tengo amigos con todos los gadgets posibles y que incluso trabajan en el mundo de la informática, pero que no tienen tiempo para la escucha. Y, aunque les gusta bacilar de sus posesiones, no les sacan más partido que la sincronización con Google (que ya es un logro).

El saber utilizar internet también es clave a la hora de la acepción del podcasting. En muchas ocasiones la blogosfera que rodea a los podcasts hacen más atractiva la suscripción. Si se tienen unos «mínimos» conocimientos, se aprende el partido que se puede sacar a Google (parece que me están patrocinando, pero hay que ser realistas: en la red tienen de lo mejorcito) y, se puede añadir suscripciones a la cuenta de Greader y, a partir de ahí, sincronizar con casi cualquier dispositivo multimedia. De esta forma se abre un abanico de posibilidades en cuanto a dispositivos para la escucha de podcasts. Sin embargo, siguen siendo pocos los que se paran a escuchar un podcast.

A lo que quería llegar con esta parrafada es que el compaginar la escucha de podcasts con otra tarea facilita la difusión. Generalmente suelo escuchar podcasts mientras hago otras cosas: cacharreo en el lab, conducir, tareas del hogar, escribiendo la tesis u otros artículos en el ordenador, mientras camino por la calle…Y la gran mayoría de la gente se pone los auriculares para escuchar música solamente (que yo también escucho música en otras ocasiones). Aunque ya lo hayan escuchado mil veces. Y, los «más mayores», sustituyen la música por la radio no musical. Habrá gente que se siente sólo a escuchar un podcast, pero eso sólo me pasa con los vídeos. Todo esto, repito, personalmente.

Por todo esto, una persona que tenga una mente inquieta no se suele conformar con lo que le echen en programas de radio (y TV) y busca los temas que más le apetecen en cada momento; si puede aprovechar las ventajas que le da la tecnología para llevarse los podcasts a cualquier sitio combinado con poder manejar sus suscripciones de forma universal y su forma de vida le permite estar en «modo multitarea» le hace un blanco perfecto para ser enganchado por el podcasting.

Hay muchos otros factores que facilitan la llegada al público de un podcast, como la comodidad de gestión o la mejor adaptación de ciertas tecnologías para este fin, pero ya los trataré en otros artículos. Espero que os haya gustado y os prometo no ser tan pesado en próximos posts. ;-D